Viajar a Polinesia




Polinesia, ese gran viaje con el que muchos sueñan.

Quizá cuando hablamos de Polinesia lo primero que nos venga a la cabeza es la imagen de Bora Bora, en mi opinión imprescindible conocer, lo del overwater ya es cuestión de bolsillo, el elegirlo o no.

Además, existe en Polinesia un tipo de alojamiento que puede adaptarse a todos: las pensiones de familia. Son un tipo de alojamiento familiar con menos de 10 unidades. Sus propietarios son generalmente polinesios que han dispuesto habitaciones en su casa, o pequeños bungalows turísticos en el jardín, y a veces en un terreno de la familia en la playa. Este tipo de alojamiento está teniendo mucho éxito pues permite descubrir las islas por el contacto con sus habitantes, en condiciones sencillas pero muy auténticas, y muy amenudo con precios muy asequibles.

Grandes hoteles, overwater, bungalow en playa o jardin, con piscina privada, cualquier elección es buena.

Sin embargo Polinesia es mucho más.

Puede que para muchos Tahiti sea la puerta de entrada del territorio con el aeropuerto de Tahití Faa’a, además del centro administrativo con Papeete, la capital del país, y el pulmón económico con el puerto, las empresas y los comercios.
En el centro de la ciudad, el mercado de Papeete constituye una parada ineludible para cualquiera que visite la capital. Ofrece una amplia variedad de frutas, verduras y pescado fresco de las islas, así como una atractiva y colorida selección de objetos artesanales.

Pero Tahití es muchísimo más que Papeete: posee valles majestuosos que caen hasta fundirse con la laguna, sitios arqueológicos de alto interés, bellos montes volcánicos de puntas aceradas como Aorai y Orohena... También ofrece un abanico infinito de actividades al aire libre y rutas, así como eventos culturales y deportivos. Algunos hoteles organizan magníficos espectáculos de baile tradicional.

Tahití Iti, unida a Tahití a través de un itsmo, brinda algunos de los más bellos paseos que se puedan hacer en Tahití y sus islas, en especial la caminata que lleva hasta el Pari, sitio grandioso y totalmente salvaje, y por supuesto, a Teahupo’o, una de las playas más famosas entre los amantes del surf de todo el mundo.

El mercado público de Papeete está abierto todos los días desde las 5 a las 17 horas, y de 4 a 7 los domingos, cuando está particularmente animado. No hay que perderse la parte del mercado dedicada a las flores, la fruta y verdura. Los ramos de tiaré, taina, tipanie, pitate y otras tantas especies, llenan de intensos perfumes el ambiente. Para ir de compras, la cita es en la planta superior del mercado, donde encontrar productos típicos de artesanía: pareos, pañuelos para la cabeza, bolsas y cestos, objetos trabajados en madera de maravillosa elaboración, tejidos, suntuosas colchas con motivos vegetales o étnicos cosidas a mano.

Entre otras actividades,recorrer Tahití por el valle de Papenoo es una experiencia que debe realizarse preferentemente con un guía, a pie, en todoterreno o en 4x4. El interior de la isla está atravesado por una carretera que surca el gran valle de Papenoo, rico en enclaves arqueológicos y parajes espectaculares jalonados de impresionantes cascadas, hasta la garganta del Maroto. La carretera desemboca en la salida del túnel del Maroto sobre el famoso lago natural de Vaihiria, antes de volver a bajar hacia la llanura de Mataiea.

Polinesia cuenta con 10 horas de retraso en relación con la hora GTM. Es curioso que en las Marquesas hay media hora de diferencia horaria respecto al resto e los archipiélagos.

Tahiti dispone de conexiones aéreas con el resto de las islas. Se puede alquilar coche y recorrer la isla con libertad, existen numerosos restaurantes para todos los gustos entre otros:

L´o a la bouche
Morrison´s Café
Les 3 Brasseurs, aconsejable para familias con niños
Le Coco´s




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