Historias de Alaska

Kodiak es la tierra ancestral de las naciones de Alaska Koniaga y Alutiiq. Los primeros pobladores habrían subsistido de la caza, pesca, agricultura, y la recolección. Los koniagas han sido muy estudiados por los exploradores europeos, que se maravillaron con sus prácticas de concubinato masculino: Una madre Kodiak seleccionará su más apuesto y prometedor muchacho, y lo vestirá y criará como una niña, enseñándole sólo las labores domésticas, manteniéndole en los trabajo de la mujer, reuniéndose con las mujeres y las niñas, a fin de completar su afemeninamiento. Llegado a la edad de diez o quince años, será casado con algún hombre rico que considera este compañero como una gran adquisición. Estos varones concubinas son llamados Achnutschik o Schopans. (Richard Francis Burton en su Terminal Essay, según Holmberg, Langsdorff, Joseph Billings, Choris, Yuri Lisiansky y Marchand) La isla de Kodiak fue descubierta en 1763 por el comerciante de pieles ruso, Stephan Glotov. El primer asentamiento estable en la isla, y el primer asentamiento permanente de Rusia en Alaska, fue debido a Grigori Ivánovich Shelijov y su socio Golikov. Arribaron en 1784 a la Bahía de los Tres Santos (cerca de la actual Old Harbor), con dos barcos, el Tri Sveti (Tres Santos) y el Sviatói Simón (San Simón). Ante la resistencia de los aleutas, Shelijov desencadenó una campaña de terror, toma de rehenes y exterminio, que le permitió dominar las islas del archipiélago. Una vez establecida su autoridad, procedió a fundar la primera colonia rusa en la bahía de los Tres Santos. En 1790, Shelijov volvió a Rusia para asegurarse una carta de monopolio de la caza, dejando como encargado a Aleksandr Baranov, que trasladó en 1792 la colonia a Sankt Pável (en ruso: Санкт Павел), emplazamiento de la actual Kodiak y se convirtió en el centro ruso de comercio de pieles. Tras la compra de Alaska en 1867 la isla pasó a formar parte de los Estados Unidos, y los estadounidenses que se establecieron aquí se dedicaron a la caza y la cría de zorro. En 1912 la erupción del Novarupta en el continente (atribuida erróneamente a la vez al más famoso Monte Katmai) cubrió la isla con ceniza volcánica, causando una destrucción generalizada y la pérdida de vidas. La isla también fue afectada en 1964 por el Terremoto Viernes Santo y el tsunami, que destruyeron gran parte de la ciudad.

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